De las dificultades a su popularización
Las reuniones con amigos o con familiares son excelentes ocasiones para charlas, discusiones y para el entretenimiento que brindan los juegos de mesa. Uno de estos que se ha ganado un lugar en la preferencia de muchos es el Scrabble. El desafío que plantea el juego es el de combinar letras formando palabras. Claro que no todas las letras tienen el mismo valor, cuanto más difíciles mas valor tienen, pero algunas no son siempre bienvenidas. La "x" por ejemplo, más allá de "taxi" o "sexo", obliga a recurrir al lenguaje técnico o científico para poder usarla y tener éxito (otro uso para la x). Otras de las letras problemas es la "k", ya que además de kilo o kilogramo, su uso es muy complicado y obliga a la negociación con los rivales para determinar si quiosco se puede escribir como kiosco o si kilovatio se escribe así o con w (otra letra problema).
Sin embargo desde la llegada al gobierno de los Kirchner, la k pasó a ser una letra mucho más usada. Así es que se habla de los jóvenes K, los medios K, la justicia K, etc, y también se lee "eskuela" o "Kristina" sin que se las consideren faltas ortográficas, lo cual seguramente despierta el espanto de maestros y profesores de lenguaje.
La k pasó a ser un símbolo de una letra nacional, popular, inclusiva, transformadora. Claro que a la hora del juego de mesa, sigue siendo de difícil utilización y obliga a apelar al ingenio y a la negociación para salir victoriosos.
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